Por: Marcela Varas, directora del Departamento Ingeniería Informática y Ciencias de la Computación Universidad de Concepción.
Los cambios sociales y tecnológicos, asociados a las condiciones que impuso la pandemia de la COVID-19, dejaron en evidencia las vulnerabilidades de los sistemas sociotécnicos asociados a los procesos educativos.
Una de las cuestiones básicas que emergen es la capacidad de los distintos actores de explotar las posibilidades que brinda la tecnología para así mejorar el cumplimiento de los objetivos de los procesos educativos.
La transformación digital del modelo educativo.
La transformación digital es un proceso que procura aprovechar las tecnologías para redefinir el quehacer de una organización, más allá de automatizar lo que actualmente hace. Implica repensar su rol y modificar la forma de lograr sus propósitos.
En este sentido, el rol de una universidad se debe asumir como el de transformar el mundo a través de la innovación y creación. Los agentes de cambio lo constituyen principalmente los profesionales y los graduados que han recibido su educación guiados por una universidad, y que desplegarán sus competencias en distintos contextos y territorios, concretando el aporte de una institución de educación superior.
Un modelo educativo que aproveche las ventajas de la tecnología debiese considerar un currículo personal que se vaya actualizando a la largo de la vida; grados y títulos flexibles; micro certificaciones; especializaciones, formación integral y complementaria en un mismo programa; currículo adaptativo e inclusivo, articulación efectiva; foco en la certificación de aprendizajes y desarrollo de competencias, docencia híbrida.
Para posibilitar esta transformación, se requiere disponer de los recursos adecuados en términos de infraestructura tecnológica (sistemas de gestión de aprendizaje, sistemas automatizados de gestión operativa y estratégica) y de infraestructura educativa (conectividad a energía e internet, espacios físicos adecuados para el aprendizaje activo presencial y colaborativo, salas estudio para poder desarrollar docencia con estudiantes presenciales y remotos, entre otros). Además, se requiere una amplia red de colaboración para estar constantemente observando el mercado laboral, las tendencias en desarrollo humano, científico y tecnológico, desde un punto de vista local y global, de modo de poder anticipar los cambios en el entorno e ir adecuando de manera oportuna y pertinente la oferta educativa.
Y, como todo sistema socio técnico, uno de los principales desafíos asociados a esta transformación, es la capacidad de las distintas personas involucradas, y la adopción del rol protagónico que les corresponde, manteniendo una conducta ética que asegure la calidad del proceso. Para lograr lo anterior, las instituciones deben redefinir sus lineamientos para poder lograr sus propósitos en este nuevo escenario.